martes, 24 de septiembre de 2013

No todo es playa en Río

El miércoles se mantuvo el mal clima y las lloviznas (tampoco fue para tanto, pero nos dio la excusa perfecta para no ir a la playa y encarar el centro que también queríamos conocerlo)
Nos tomamos el subte hasta la estación Gloria y empezamos a caminar hacia la escalera de Selaron.


Jorge Selarón fue un artista chileno, radicado en Río, que creo esta escalera, recogiendo más de dos mil azulejos de más de sesenta países y decorando esta escalera. La Escalera de Selarón o Escadaria de Santa Tereza está en el barrio Santa Teresa, al lado de convento, justamente, de Santa Teresa. Tiene 125 metros y 215 peldaños, y está completamente revestida de piezas de cerámica de distintos colores, tamaños y formas. 
De ahí caminamos por una callecita hasta los Arcos de Lapa, que es un viejo acueducto por donde pasaba el bondinho, que actualmente está suspendido (y vimos a varios operarios trabajando en su reparación) porque hace unos meses se descarriló y se mataron no sé cuántos pasajeros.



Donde hay perros antisociales...


Y grafitis alucinantes...


Y llegamos a los famosos Arcos...



De ahí seguimos caminando hacia el centro. Pasamos por el teatro municipal...


Vimos a un señor que transportaba terrible pescado y se cagaba de risa porque le sacaban fotos, como si fuera normal llevar en un carrito por la calle al hijo de Moby Dick.



 Fuimos a tomar la merienda a la tradicional confitería Colombo (es una cosa así como el Tortoni o Las Violetas de Buenos Aires)



El Brigadeiro de Colombo debería ser considerado una de las siete maravillas del mundo...

Y seguimos caminando y nos metimos en todos los museos que pudimos, el del Paso Imperial fue medio un embole pero la muestra de Cai Guo-Qiang con materiales reciclados en el Centro Cultural del Banco do Brasil estuvo alucinante.


Pasamos por la Legislatura o Palacio Tiradentes, donde había una manifestación en apoyo a la educación pública.


Y no entramos al Museo de Arte Moderno porque la entrada estaba saladita y teníamos ya los pies hechos una brasa.
Entonces nos fuimos a comer a Inmaculada, un restaurant que nos habían recomendado y que estaba medio escondido en una cortada atrás de una escalera...


Nos tomamos un colectivo al hotel, nos pegamos un baño y salimos para cenar en Leblon.


Comimos en una cervecería alemana, en un centro nuevo del Alto Leblon, lleno de bares y teatros, con una rubia de 7 grados alucinante. La otra es la morocha alucinante que tenía enfrente.
De vuelta nos tomamos un colectivo (seguimos diciendo que Rio tiene mala fama con eso de la inseguridad, justamente acá en Leblon, la zona más turística y guituda de Río, fue donde vimos a un patrullero detener a dos flacos y meterlos con esposas al coche) y nos fuimos a dormir molidos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario