Frente al Copacabana Palace (un hotel de p*** madre) hay una estatua de un periodista, no lo conozco, pero ¡es una estatua de un periodista!
Cruzamos el morro por un parquecito y llegamos a Ipanema, le dejamos las cosas a una pareja de suizos para que nos las cuiden y nos metimos al agua.
Buscando el bar Garota de Ipanema, que es el viejo bar Veloso, donde Vinicius y Tom Jobim escribieron el famoso tema (y que por fines comerciales ahora lo denominaron así) terminamos comiendo en un restaurant re cool con patio abierto.
Y seguimos caminando por Ipanema.
Pero al final lo encontramos al Garota de Ipanema, y nos tomamos una caipirinha, ¿qué otra cosa?
Nos volvimos en colectivo y a la noche salimos para Lapa en subte, pero cuando salimos nos encontramos que estaba lloviendo, así que con paraguas de apuro y las malas, muy malas indicaciones de un policía carioca, llegamos a la rua Lavadreiro caminando cuatro cuadras de más (moraleja, ya nos había pasado en la ruta a Guarujá el año pasado, nunca hay que preguntarle a un policía brasilero donde queda nada, no sé si es porque no tienen nunca la menor idea o directamente te indican mal a propósito)
Pero, llegamos a Río Scenarium...
Brasil tiene un montón de estilos musicales propios, el forró, el axe, la bossa nova, el samba... Pero el verdadero corazón del pueblo está en el samba, el ritmo que los moviliza y, especialmente en Río, junto a las escolas y el carnaval, el verdadero espíritu musical popular. Rio Scenarium es uno de los lugares más tradicionales donde se dan cita casi todos los más reconocidos artistas del Samba, es un espacio enorme, con muchos salones, decorado con antigüedades de Brasil, con un restaurant y un escenario.
Ahí cenamos escuchando a Noca da Portela, uno de los representantes más antiguos del samba brasilero, de hecho esta semana estaba festejando sus sesenta años con la música. Y así fueron como dos horas de música sonde fue invitando a varios de sus amigos (casi todos los músicos que lo acompañaban era o sobrinos o primos o nietos), entre ellos Peque da Portela, un galán maduro que tenía un estilo recontra Vinicius.
A parte las caipirinhas y el salmón rosado estuvieron impresionantes.
Salimos de Lapa y encaramos para el subte de vuelta, no vimos nada, pero nada peligroso, mucho de lo que se dice de Río y su inseguridad es más que nada un rumor, o lo era antes. Nosotros caminamos tranquilamente y disfrutando las calles y el clima (estoy seguro que debe haber zonas que no son recomendables para quien no conoce, como cerca de los arcos o bajo los morros, pero las zonas transitadas son completamente tranquilas)
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